viernes, 26 de noviembre de 2010

Éxito II.ohnolosromanosnoteniancero

Me he dado cuenta de que para escribir necesito escuchar una música con un ritmo acorde a mi estado anímico. Eso quiere decir que, de manera inconsciente, intento imprimirle ese ritmo a lo que escribo. Ahora estoy escuchando “Saved” de The Band, de manera que apenas puedo teclear sin equivocarme, tal es la cancioncita.

Como venía diciendo, los dos chavalotes barceloneses de los que hablábamos empezaron a cobrar más y más relevancia day after day. Suddenly, I wrote some words in English. Y Vigalondo les dedicó un comentario al respecto de sus colgadas en Youtube. Si es un sitio para colgar cosas, todos los que allí aparecen son colgados. Quedaos con eso.

Ahora la canción que suena en mi Spotify radio set on 70’s & 80’s Country and Rock music es Natural Science, de Rush. Y mis biorritmos han bajado al Principal 1ª… no, espera, ahora empiezan a subir.

El caso es que cuando el hombre en cuestión habló de ellos PATAPLÁM CON TILDE. La cosa se desproporcionó. A partir de entonces, la historia es conocida por todos: fama, fortuna, sexo, drogas, absurdo, prostitutas de las caras caras… de las que no pertenecen a nadie, que pertenecen al aire, que siempre van en avión (Daura dixit).
Aquí cuál es la puñetera reflexión, os preguntaréis, mis queridos hombrecillos de debajo de las piedras. Pues bien, hete aquí que doy mil rodeos para llegar a ella, pues en prolongando la espera, más placentero resulta el coito y más opciones a vuestras especulaciones. Dicho eso, pensad en lo siguiente: lo que los Vengamonjas hacían antes de la mención del de Cabezón de la Sal era igual a lo que hacían después y, sin embargo, su popularidad subió como la espuma tras dicho comentario. Osea, que Youtube no es sinónimo de fama mundial per se.

Latinajos aparte, es necesario que alguien que se mueva mucho en un mundillo determinado o que sea un tranchette (dícese de los generadores de tendencias, también conocidos como “trendsetters”) diga algo, mencione o señale hacia este o aquel colgado para que se vuelva famoso. En otras palabras. Es necesaria la fama o, si más no, la influencia, para generar más fama, popularidad, comino, pimienta y todas las especias restantes.

He parado la música para ver un capítulo de Baking Bread –aka Breaking Bad– mientras comía, pero luego me he puesto a escribir y he notado un adormecimiento en mis piernas: sin ritmo, la escritura y la sangre dejan de circular.

Total que, respecto a Youtube, hay que quitarse de la cabeza la idea de que sólo por llevar a cabo un holocausto de la propia imagen ante todo el mundo nos lloverá un maná de fama. O conseguimos llamar la atención de una persona o un colectivo influyente y popular, o nanai. Bueno, o eso, o –triste realidad para los ciberfanáticos de cilicio 2.0 en muslo– ya ha salido en la tele, como la presentadora que vomita, Paul Potts o Barney, el dinosaurio que enseña a los niños a felar, video con el que os dejo.

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